El juicio de Sócrates:
- Atenas Writers
- 18 nov 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 nov 2018
-Paula
Hoy día 75 de 399 a. C. estamos en los tribunales de Atenas (Grecia), para ver por primera vez a Sócrates ante ellos por varias acusaciones de una serie de delitos. Está siendo acusado de despreciar a los dioses del Estado y de introducir nuevas deidades, una referencia al daemonion, o voz interior mística, a la que Sócrates alude a menudo, también está siendo acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia. Sócrates siempre va acompañado de sus dos aprendices Platón y Jenofonte, parece ser que le están ayudando en el juicio. Según esas fuentes los hechos sucedieron aproximadamente así: una vez derrocado el "gobierno de los Treinta tiranos" Sócrates es acusado de asebéia ("impiedad", un delito religioso) ante el tribunal de justicia del estado ateniense. Los acusadores fueron tres: Anito, un político líder demócrata; Melitos, un poeta; y Licón, un retórico u orador público. La acusación o denuncia es redactada, según Diógenes Laercio, en estos términos: "Contra Sócrates alopecense, delinque Sócrates por no honrar a los dioses que honra la ciudad, por introducir nuevos "daimones" y por corromper a los jóvenes. Nos llega información sobre la defensa de Sócrates al parecer su defensa hacia sus denunciantes es de forma serena, pausada, con firmeza, con hechos y esgrimiendo argumentos contundentes y no con palabras rebuscadas, menos aún con frases redondeadas ni bellos discursos. Sócrates ha manifestado en autodefensa que sus acusadores no han dicho una sola palabra que sea verdad. También ha dicho que no le fue permitido conocer ni nombrar a sus acusadores, a excepción de un cierto autor de comedias y que las falsedades difundidas sobre su persona se debían a “envidia o malicia”. Empezó su defensa enfatizando: “Venga lo que los dioses quieran, es preciso obedecer a la ley y defenderse”. Al final Sócrates fue condenado a muerte hace unos días. Sócrates pudo haberse librado de la condena a muerte, pero no quiso. Para librarse de la condena a muerte muy bien pudo recurrir a lo que era práctica cotidiana en su tiempo, por ejemplo: invocar la compasión de los jueces; apelar a su edad avanzada (70 años); alegar sus servicios desinteresados que había prestado a la patria; recurrir a los buenos oficios de sus amigos y discípulos más influyentes; proponer él mismo una pena en su condición de acusado y que las leyes lo permitían; aceptar el pago de una multa; optar por el destierro voluntario; escaparse de la prisión. Sócrates fue condenado a muerte por el Tribunal de los Quinientos, en el año 399 antes de Cristo, por una diferencia de 6 votos. De 556 votos, por la absolución de la condena a muerte votaron 275 magistrados; y por la condena votaron 281. El jurado, en una primera votación, le declara culpable por un escaso margen de votos. Como las leyes atenienses no preveían pena concreta para los delitos imputados, se le ofrece a Sócrates la posibilidad de proponer una pena. Y Sócrates muy orondo solicita al Tribunal de los Heliastas que le paguen una pensión a expensas del Estado por los servicios prestados a la comunidad ateniense, hecho que es considerado como una ofensa por los miembros del tribunal y deciden realizar una segunda y última votación. El resultado fue por mayoría de votos la condena a muerte de Sócrates.
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